20 de febrero de 2012

Camino silencioso

(fotografía gentileza Eduardo Núñez-MNBA-julio 2011)
A finales del año 2010 Teatro Híbrido se sumergió en una investigación, reflexión y experimentación sobre el tiempo y el espacio. De un momento a otro las infinitas posibilidades y el escaso tiempo de reunión nos llevaron a detener el proyecto, sin embargo muchas de las preguntas e inquietudes fueron abordadas en otra creación más pequeña y sensata en cuanto a las posibilidades de producción.
De nuestras conversaciones se desprendía un diagnostico en torno a la vorágine de nuestros días, sin paciencia para la crítica ni tiempo para la reflexión se sobrevalora la inmediatez y el exitismo, provocando una cierta ansiedad que va deteriorando la integridad de las personas y sus relaciones.
Entonces Casa Vacía se erige como una pausa en medio de la batahola, un momento de contemplación en el agitado ritmo contemporáneo, silencio que envuelve gestos, emociones y relaciones, un espacio de encuentro vivo, directo, sensitivo, íntimo.
El inusual argumento basado en la película “Hierro 3” del cineasta coreano Kim Ki Duk, es una excusa para decir aquello que no está escrito, para hacer sentir lo invisible por medio de cuerpos presentes en movimiento, texturas, colores, música, iluminación y espacialidad. El protagonista presenta un modelo de subsistencia en un terreno dominado por un sistema, su propuesta es amable: la armonía, entregar y recibir sin mediar intercambio comercial, nos invita a aceptar las diferencias con la sabiduría del complemento (yin yang). Sin la inmovilidad del equilibrio, la armonía es más bien un flujo de cambios en constante movimiento y reacomodo. La dificultad radica en su indeterminabilidad, convivir requiere de trabajo y la armonía se presenta como un fruto efímero del esfuerzo.
Todo este intento inútil de Teatro Híbrido por asir lo inasible y expresar lo inefable, exhibe nuestro camino de búsqueda, el ejercicio eterno, nunca definitivo, de buscar lo verdadero (Burgos, 94). En tanto, cada acontecimiento de Casa Vacía va revelando-nos, en la interacción con otros, su potencial de sentido. Es así como ha llegado a nuestros oídos las silenciosas palabras escritas de quienes han querido compartir su experiencia, palabras que refrescan nuestra motivación como vertientes creativas. En la medida que el montaje madura, la reflexión aflora y las opiniones se dejan caer, enriqueciendo día a día la experiencia estética. Gracias por compartir.
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-La referencia proviene del ensayo "Construcción de un discurso trágico contemporáneo: el trabajo performativo de Angélica Lidell" de Juan Claudio Burgos, publicado por la revista Apuntes n°130, año 2008.

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