Pienso en la música en vivo como arte escénica. Visualizo la música con programas como winamp o iTunes y me emociono. Vuelvo a pensar-recordar en toda la música presente en nuestras creaciones: música envasada, soundtrack de películas, remix-reedición o postproducción de universos sonoros, música atmosférica, docta, ritmos bailables, amplificación de sonidos, efectos, micrófonos, canciones conocidas y en especial música en vivo, acontecimiento sonoro, interpretación performática de instrumentos y melodías, una banda de rock, drum and bass, un dúo electrónico, composiciones especiales o sofisticado jazz. Compositores, músicos, intérpretes, instrumentistas de sesión y técnicos, todos los profesionales tras el sugerente mundo auditivo trabajando en el complemento entre sonido y acontecimiento. Juntos artistas de diferentes disciplinas haciendo suceder cada montaje.
En cuanto a los procesos creativos han sido diversos, sin embargo la constante ha sido rendir homenaje a la expresividad del arte musical en su autonomía, no como disciplina subsumida a las inquietudes del teatro, sino que tomando sus particularidades, diferencias y alcances en composiciones escénicas interdiciplinares. Nuestra búsqueda siempre inacabada nos ha conducido por conciertos teatralizados, melodías dramatúrgicas y actuaciones musicalizadas entre otros encuentros y desencuentros.
Escribo esta reflexión con música de fondo.
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